Ana 2

Después de la muerte de su madre y el viaje que había emprendido, Ana regresaba a su departamento en el piso 20. Cuando entro su cuerpo le aviso que había llegado a casa, se relajó y soltó su maleta, el departamento se sentía más vacío que antes de irse, talvez porque su madre había dejado algunas instrucciones de cosas que debía dar a la familia, así que su departamento se veía como un lugar minimalista.
 Ana en un reflejo inconsciente, que siempre hacia al regresar a casa después de un viaje,  trato de respirar profundo quería capturar el olor de la sopa de pollo con verduras que su madre siempre tenía en la cocina recién hecha, ya que decía debía fortalecer sus defensas después de un viaje, lo único olio Ana en ese momento fue a una casa vacía la mezcla de libros y polvo acumulado por un largo tiempo,  se resignó y camino poco a poco por el departamento, justo sus pies se detuvieron justo enfrente de la puerta del cuarto de su madre, era el momento de enfrentar la realidad, estaba sola,  pero quería aun  alargar el momento, tomo la manija de la puerta que estaba fría, poco a poco la giro y abrió la puerta tan despacio no queriendo hacer ruido, como si estuviera espiando a su madre mientras dormía como hacia cada vez que se iba a trabajar muy de madrugada era la forma de despedirse de ella, conforme se abría la puerta lentamente, asomo su cabeza, no quería ocupar espacio dentro de la habitación, para no usurpar el orden y los olores que ella había, solo vasto un suspiro en la puerta que llego como un rayo a la memoria Ana el perfume de gardenias que utilizaba su madre, ese olor dulce de la flor que tantas veces logro calmarla cuando su madre la abrazaba, no pudo contenerse más,  corrió a la cama de su madre se metió bajo las cobijas y deseo nunca salir de ahí, estaba en un lugar seguro, cálido, que la hacía sentir como si su madre la abrazaba. En unos minutos Ana cerro los ojos y se quedó dormida soñando con su madre y todo lo que nunca pudo hacer con ella.
Ya estaba obscuro y a Ana se despertó con el sonido chillante del timbre, que insistentemente sonaba, Ana sabía que nadie estaba enterado que ella había regresado ni en su oficina, ni sus amigos, si es que aun los tenia, se levantó con pereza esperando que quien estuviera del otro lado se fuera al ver que nadie abriria, ella quería seguir en la cama de su madre, pero no sucedio al llegar a la puerta, abrió y se encontró de frente con un joven bastante atractivo de más o menos de su edad suponía Ana, que con una sonrisa le daba la bienvenida al edificio, Ana puso cara de no sabes que llevo viviendo aquí más de 5 años y le cerró la puerta en la cara al chico, no tenía ganas de explicar nada, solamente quería dormir. Justo después de cerrar y caminar de regreso a la habitación de su madre, Ana entonces recordó que su madre la estaría regañando por hacer eso con quien tocaba la puerta, su madre siempre le decía que no debía ser grosera con los demás y menos con quien tocaba a la puerta, nunca sabes quién puede ser y que fortuna te traerá, así que Ana se dio la vuelta y volvió abrir la puerta. El chico ya no estaba, pero escuchaba sus paso por el pasillo, asomó su cabeza y lo vio cambiando justo al final del pasillo, le grito, -¡oye tú! - el chico volteo y le contesto -¡Daniel! Es mi nombre, - ella le hizo una señal para que regresara y lo invito a entrar, Daniel paso y se sentó en un banco de la cocina, mientras Ana revisaba su despensa esperando encontrar algo que darle a un invitado, un que sabía que no encontraría nada, al fondo de una alacena encontró un tarro de café en grano, se volteo y le dijo con una sonrisa como si estuviera anunciando un producto- te atreves a probar un café que tiene un poco más de un año guardado- después sonrió, Daniel contesto, -esos son los mejores- Ana volvió a para buscar una olla y agua, mientras tanto pensaba que este chico era extraño.
Al fin puso el agua a calentar y se sentó frente a él; Daniel se presentó formalmente era el nuevo presidente de la junta de administradores del edificio y no tenía mucho tiempo de haber comprado el departamento de al lado y cuando escucho las llantas de un maleta por el pasillo se sorprendió que alguien abriera la puerta del departamento que él pensaba que el departamento pertenecía a alguien que había muerto; Ana no le resulto de todo bien escuchar eso, entre recordar que su madre y darse cuenta que nadie la conocía en el edificio, respiro profundo y le explico que el departamento era de ella y su madre, efectivamente su madre había muerto hace un poco más de un año y ella se fue de viaje después de su muerte. Ana bajo su rostro, aun no asimilaba muy bien el que su madre no estaría ahí. Se paró rápidamente, no quería que Daniel se fijara en la lagrima que corrió por su mejilla hasta llegar a su labio, sabia tan salada como todas las que había derramado en la cama de su madre tantas veces, le dio la espalda a Daniel y prepara los cafés, regreso a la barda de la cocina con dos tazas de café recién preparado calientes y humeante como a ella le gustaban, le puso a Daniel la taza enfrente y ella se sentó con la suya en las manos, le gusta sentir el calor que expedía la taza en sus manos, automáticamente tomo un sorbo y respiro profundo no era el mejor, pero le recordó el que su madre le preparaba, Daniel la observaba como ella disfrutaba de un café que si bien no sabía muy bien para ella parecía ser una taza llena de grandes recuerdos.

Ana con su taza de café en mano, se quedó observando la puesta de sol, que su madre veía cada día desde la ventana de su cuarto y justo donde se encontraba Ana sentada podía verla desde la ventana de su sala. Era realmente hermosa, Daniel dirigió su mirada hacia donde veía Ana y suspiro, rompió el silencio diciendo -ahora entiendo por qué tu madre siempre me decía que lo mejor de la tarde era una taza de café y la vista- Ana reacciono y lo volteo a ver preguntando rápidamente- ¿Cómo que mi madre? - Daniel sonrió, tomo el ultimo sorbo de café y se dirigió a la puerta, al abrirla volteo y dijo – ¿cuando quieras saber más? Tendrás que aceptar una invitación a cena en mi departamento. - salió y cerró la puerta él había hecho todo lo que la madre de Ana la había indicado, ahora solo faltaba que Ana lo buscara.

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