Ana, Historia completa, pero no final

 

 

No podía esperar para llegar al departamento, llevo todo el día llamando a mi madre y no me contesta, cuando por fin logro llegar después de todo el tráfico, me preocupaba que mi madre hubiera tenido un accidente, en la mañana que llame para ver cómo había despertado no contesto así que pensé estaba con sus amigas desayunando, como sé que platican mucho mejor espere a llamarle a la hora de la comida y resulto que tampoco me respondió ni en la casa ni en su celular, mi madre se niega a utilizar aparatos muy modernos, prefiere siempre que le llame y hoy justo cuando le puedo llamar porque mi carga de trabajo no es tan pensada y no me contesta, cuando abro la puerta del departamento empiezo a llamarla - ¡MAMA, ¿estás aquí?; MAMA – y el departamento completamente en silencio, entro a la cocina, la sala, el baño, su cuarto y no la encuentro, cuando estoy más preocupada que nunca, la veo sentada en el balcón, en la mecedora que le compre, pude sentir el aire regresar a mis pulmones, mi corazón empezó a latir más despacio, está bien, a veces me pregunto ¿por qué me preocupa así?

No me importa mi mama me dio tanto, me acerco despacio y veo que no me escucha me imagino trae los audífonos que le regale, el abrazo fuerte, mi madre es lo más preciado que tengo, le doy muchos besos en la cabeza y al quitarle uno de los audífonos le susurro en el oído- mama te amo muchísimo, pero me tenías preocupada- ella solo me voltea a ver con la sonrisa de siempre, esa sonrisa que se herede de ella, y todo vuelve a la normalidad yo soy la hija y ella la mama. Mi madre solo me dice que hizo lo mismo de todos los días, platicar con sus amigas en el desayuno, después de las clases de yoga, regreso después de comer se durmió un rato, después tomo café con un amigo y ya para la puesta del sol se sentó en el balcón como siempre a ver como otro día termina, además desde el piso 20 donde esta nuestro departamento, la puesta de sol te deja sin aliento, disfrutar de estas puestas de sol le hace recordad su juventud, para mi madre necesita más actividades, eso de pasar horas ensimismada en los recuerdos no es bueno para su salud.

Y regreso a mi papel de madre de mi madre, tengo que explicarle que me preocupa que este sola y más cuando no me contesta el teléfono todo el día, - ¿dónde dejaste tu celular mama? - ella sonríe que posiblemente en el cuarto, no le interesa cargar con objetos inútiles, para mí no es inútil, el celular es una extensión de mí, no puedo estar más de dos minutoos sin revisarlo por el trabajo.

Mi madre solo me sonríe, le regreso su sonrisa, con un – si ya sé que soy obsesiva con mi trabajo; bueno con el no hacer nada- por eso es mi mayor tesoro, mi madre es única, parece que puede leer mi mente y entenderme mucho antes que yo.

Pero vamos sé que soy obsesiva, peor ser la dueña de una empresa de publicidad exitosa no es fácil, y más siendo mujer en un mundo donde parece los hombres son los únicos todos poderosos, si no soy obsesiva con la perfección, no estaría donde estoy, el trabajo siempre será primero los únicos descansos que puedo permitirme es para dormir y comer.

 

Mi madre me ve tan concentrada viendo al infinito en el balcón, sonríe y me toma de la mano, con todo el amor de madre me explica – Ana, el que yo pase la tarde en el balcón viendo el bosque que tenemos enfrente, la puesta de sol, o solamente dejándome llevar por mis recuerdos es porque para mí siempre fue importante atesorar y disfrutar de la vida, entiéndeme hija, los recuerdos son lo que me mantienen viva – la veo y aun que no entiendo a mi madre, la abrazo tan fuerte ella es lo único constante y seguro, es el único amor que me permito sentir;  después de que Diego desapareciera sin decir nada, decidí que cualquier asunto lejos de mi trabajo es una pérdida de tiempo y no tenía tiempo que perder, el amor es solo una idea para distraerte que te venden, que yo vendo en la agencia.

 

Sé cómo me ve mi madre y sé que puede leer mi expresión, sabe que el recuerdo de Diego me afecta aun, pero no puedo dejar y menos que mi madre lo sepa, ella no sabe todo lo que paso, con él, todavía no puedo leer el rostro de mi madre como ella el mío, pero puedo adivinar que algo se trama y siempre consigue lo quiere, eso me da miedo de ella. Por un momento nos quedamos viendo como las luces de la ciudad empiezas a aparecer y mi madre sonriente me dice – Ana, quiero que me ayudes en algo, ¿quiero escribir todos los recuerdos o memorias que son importantes para mí y se para ti lo serán más cuando yo no esté tan cerca. Quiero hacerlo antes de que mi memoria se borre o muera, ¿puedes ayudarme a escribirlos?- hay madre con que tiempo puedo hacer eso, mejor contrato a una editora o alguien que vaya escribiendo mientras los cuentas, yo no tengo tiempo, pero claro mi madre algo se trae entre manos, porque me con su voz de madre decida y autoritaria, que si no le ayudo yo a hacerlo no le interesa transmitir nada, como siempre mi madre gana, lo hare yo pero para ganar tiempo busco en mi bolsa mi grabadora de bolsillo para que vaya dictando y ya yo transcribiré lo que grabe, ¡que tanto puede mi madre contar de su vida¡. Ella está de acuerdo, pero no muy segura. Le explico cómo utilizarla y ella la guarda en el bolsillo de su pantalón, nos metemos a la casa, empieza a enfriar y ya tengo hambre, le pregunto a mama si quiere ir a cenar a algún lugar, pero ella como todos los días, ya tiene la cena en la estufa, nada como la comida de mi madre.

 

Mi madre todos los días por un par de meses, a la hora de la cena me entregaba la grabadora porque ya no tenía memoria suficiente, así que guardaba los audios en mi computadora, se la entregaba ya con la memoria libre, me daba mi beso de buenas noches ( algunas costumbres de las madres jamás se pierden) y se retiraba a dormir, yo me quedaba un rato en la computadora el trabajo nunca acaba, hasta que llego el día en que mi madre me dio la grabadora y me dijo – Ana creo que ya no tengo más que contarte, ahora por favor transcribe lo que te grabe, es importante- yo le dije que sí, que pronto lo haría, en las vacaciones, aunque claro no recuerdo cuando fue que tome vacaciones. Mi madre me ve con esos ojos que dice todo, sabe perfectamente que estoy esquivando hacerlo, pero vuelve a insistir – Ana tu nunca tomas vacaciones, por favor, transcribe tú las grabaciones, si yo mañana no estoy quiero que puedas recordarme como algo más que solo tu madre- ya resignada acepto empezar a hacerlo en las noches en vez de trabajo le dedicare tiempo a su deseo.

Mi madre me abrazo, sirvió el café en la mesa donde estoy trabajando, me da un beso de buenas noches y se retira, aun que puedo notar algo extraño en ella, me convenzo que solo está cansada.

A la mañana siguiente al despertar no encuentro a mi madre en la cocina, me preocupa, así que me dirijo a su cuarto y la veo en su cama, dormida profundamente, me imagino que ella hacia lo mismo antes de ir a trabajar cuando yo era pequeña, observarme mientras dormía, me retiro en silencio, pero no puedo irme sin darle un beso en la frente, vamos a invertir papeles otra vez, al acercarme a ella y darle el beso me doy cuenta que ella esta fría, trato de despertarla, es cuando noto entonces que ella ya no respira, respiro profundo, me digo a mi misma, - Ana mantén el control, ¿qué debemos hacer?- llamo a urgencias aunque no sé si es el numero al que debería hablar, cuando llegan los paramédicos a la casa y revisara mi madre la declaran muerta, yo no puedo creer lo que me dicen, como es posible si mi madre estaba bien ayer, - mantén el control – me repetía a mí misma, era mi mantra en ese momento, entonces empiezo a sentir mis piernas débiles, mi corazón se para que hago que me pasa, pienso se fuerte, respiro, respiro, piensa el seguro de mi madre, donde lo guarda, empiezo a revisar su cajón y encuentro todo lo necesario, llamo a la compañía aseguradora, y me dicen que ya ella había dejado todo arreglado, solo debo esperar que ellos lleguen al departamento, no puedo irme del cuarto de mi madre, me siento en la cama junto a su cuerpo, no puedo creer lo que veo, le pregunto a los paramédicos, - están seguros que ella no está dormida, o  talvez en coma, no hay nada que se pueda hacer- ellos se ven entre sí y lo que me dicen no sé si me reconforta, mi madre murió mientras dormía, ni sintió,  dolor, ni sufrió, simplemente se fue, es lo que ellos me dicen. No puedo llorar, no frente a ellos, me levanto debo ir al baño, y al cerrar la puerta del baño las lágrimas empiezan a brotar, todo se desmorona dentro de mí.

Hoy he enterrado a mi madre, no sabía cuántas personas la conocían y apreciaban, aunque no tenemos una familia muy grande fueron muchas amigas de mi madre, una de ellas me conto que mi madre estaba enferma desde hace un tiempo, no había querido ir al doctor, pero decía que no le quedaba mucho, así que había arreglado todo lo del funeral para no darme más trabajo. Eso se lo agradezco a ella, no hubiera sabido por donde comenzar, al regresar al departamento se siente más vacío que nunca, decidí después de intentar pararme para ir al trabajo que mejor tomaría unos días, no tengo fuerzas de regresar a la oficina, Carlos se ocupara de todo.

Empaque alguna ropa en la maleta, tome mi computadora y me subí al coche, no sé a dónde iría, pero necesitaba alejarme del departamento, ya pararía en algún lugar a descansar.

 

 

Conduje hasta llegar a la playa, inconscientemente o conscientemente, no lo se necesitaba sentir la arena caliente en mis pies, el sonido de las olas ir y venir calmaban mi tristeza como si con cada vaivén de las olas, mi corazón se tranquilizara, encontré una cabaña al final de la playa lejos de todos, necesitaba estar sola, quería controlar todo lo que sentía, me acosté en la hamaca que estaba en el balcón de la cabaña, el sonido de la marea me arrullo y no desperté hasta que el sol me dio en la casa y el sonido de un martillado en la puerta era insistente, era el camarero con el desayuno.

En la playa todo era tan tranquilo, los únicos sonidos era la marea, las aves y uno que otro bote que pasaba por ahí, me senté en la mesa de la sala y decidí hacer lo que me había negado a hacer, conocer a mi madre, era hora de transcribir lo que ella había grabado, con el pasar de los días conocí a una mujer que parecía muy distinta a mi madre, había sido una mujer llena de sorpresas, en su juventud viajo tanto, conoció tantos países y se enamoró en todos ellos, había sido una mujer apasionada, en su última grabación decía – Ana nunca permitas que otros te digan que puedes o no hacer, se tú, vive como si mañana no existiera- mi madre y sus consejos, pero tenía razón en algo, estaba viviendo según lo que muchos me dijeron que tenía que ser o como hacer. Diego me había convencido que solo a el podría amar y por eso después de todo no creía en el amor, la empresa que tenía eran sueños que tuvimos juntos, por que seguía ahí, porque tenía que probar algo a él, a mi padre, a mis maestros, mi madre era la que había creído en mí siempre y ella nunca me puso una etiqueta de lo que debería ser o hacer.

Hoy será un nuevo día, hoy seré una nueva Ana, viviré mi propia aventura

 

Habían pasado ya 6 meses de mi aventura y era hora de regresar a mi departamento, a mi trabajo a mi vida.

Llegue a la puerta de mi departamento y no sabía si realmente quería entrar, era afrontar una realidad a la que no se si estoy preparada aun, pero tenía que hacerlo no creo que a los vecinos les gustara que viviera en el pasillo, aunque fuera solo para dormir.

Abrí la puerta, la realidad me goleaba con fuerza, un paso a la vez me repetía, un paso a la vez, dos pasos adentro del departamento y mi cuerpo dio la señal estas en casa, se relajó, mis brazos automáticamente soltaron todo, respire profundo, un reflejo automático buscando el olor a sopa de pollo con verduras que mi madre siempre tenía preparada al llegar de un viaje, porque según ella necesitaba recobrar fuerzas y fortalecer defensas, aun que lo único que pude oler fue a un departamento vacío, lleno de polvo acumulado y sin señal alguna de que alguien hubiera entrado a el en mucho tiempo, ya no olía a mi madre.

Tenía que resignarme ya nada será igual, empezó a caminar por el departamento, tenía que abrir las ventanas necesitaba aire, pero al llegar a la puerta del cuarto de mi madre, mis pies ya no avanzaron, se quedaron ahí como si los hubieran pegado, el recuerdo automático llego a mí, mis manos sujetaron la manija y la empezaron a girar, quería capturar el olor a mi madre nuevamente, entre abrí la puerta un poco y recordé cuando pasaba por las noches a ver a mi madre dormir, despacio sin hacer ruido, asome mi cabeza al cuarto y el olor a su perfume de gardenia me invadió inmediatamente, ese olor dulce de flores que siempre logro tranquilizarme cuando lloraba, deseaba sentir su abrazo, su calor, mis pies se despegaron del piso y corrieron a la cama de madre, solo así podía sentirla, me acosté en su cama podía sentir como su perfume me invadía, el calor de sus cobijas me abrigaba como si ella me estuviera abrazando, ya no querido salir de aquí, me quedare aquí por siempre, cerré mis ojos solo unos minutos queriendo imaginar que las cobijas era los brazos de mi madre, pero solo imaginarlo me llevo a quedar dormida con el recuerdo de mi madre.

 

De pronto empezó a sonar el timbre, en mis sueños mi madre decía -Ana despierta-, yo daba vueltas en la cama-  no mama déjame dormir cinco minutos más-, pero el timbre sonaba nuevamente entonces me di cuenta que no era la alarma de mi despertador y que no tenía 13 años. Más bien era el timbre del departamento que no paraba de sonar, quien vendría a esta hora, ¡bueno que hora eran realmente! Si no abro talvez se vallan al final nadie sabía que ya había regresado, quien podría ser, pero el timbre no paraba de sonar, me levante perezosa, talvez se cansaran de tocar, pero no pasaba, abrí la puerta y con él un bostezo enorme salió de mi boca, cuanto pude ver quien era descubrí a un chico de más o menos mi edad, bastante atractivo, con una sonrisa enorme, dándome la bienvenida al edificio, -en serio me despertaste para esto- la primera reacción que tenía era aventarle la puerta en la cara, pero mi mano se detuvo y la voz de mi madre me susurraba al oído – no seas grosera, recuerda que debes ser amable con los vecinos- respire profundo y con la mejor sonrisa que tenía, me presente, -Soy Ana y soy dueña de este departamento desde hace más de 5 años- el chico sonrió me dio la mano – soy Daniel tu vecino, vivo en el departamento al final de pasillo (señalando hacia la puerta de él,) tienes la fortuna de que soy también el nuevo presidente de la junta de administración y como parte de mis labores es conocer a todos los vecinos, siempre pensé que este departamento estaba vacío, no tengo mucho que me mude aquí,- parecía que esta platica iba para largo así que sonreí, me hice a un lado de la puerta y con la mano de izquierda hice el ademan de que entrara, algo que con mucho gusto acepto paso como si ya conociera el departamento, se sentó en la barra de la cocina y empezó a hablar de los proyectos que tenía; realmente no tenía muchas ganas de escucharlo, yo quería seguir en este momento en cama de mi madre, dormida. Le pregunte si quería un café a un que creo no había nada en la cocina, busque en todos los estantes y encontré al fondo de uno una bolsa de café que realmente no sabía cuánto tiempo tenía ahí, me di la vuelta con la bolsa de café en la mano y como si fuera un anuncio le señale la bolsa, - ¿se te antoja un café añejo, dicen que son los mejores? - sonreía como las modelos que contrataba para los anuncios, Daniel sonrió – esos son los mejores - acepto el reto de tomar el café, empecé a ponerla cafetera y me senté frente a él, lo observe detenidamente esperando reconocer algo familiar en él, talvez lo conocía de algún lugar, no podía ser que no conociera a ninguno de mis vecinos.

Daniel de pronto guardo silencio y señalo la cafetera, - ¿creo que ya está listo el café?- voltee a ver hacia atrás la cafetera, me parece me había perdido otra vez en los pensamientos,  me puse en pie seguida; serví el café en las dos tazas, puse  una taza de café frente a él y la otra la tome en mis manos, mientras me sentaba en el banco, sentir el calor de la taza en mis palmas me gustaba mucho, siempre había sido de manos frías por lo que sentir el calor de la taza me relajaba un poco, mi mirada se fue hacia la ventana de la sala, están las cortinas recorridas y la ventana abierta, el sol se ponía, era justo la hora en mi madre siempre se sentaba en el balcón a tomar su café y ver la puesta de sol; mis ojos empezaban a humedecerse otra vez, un lagrima recorría mi mejillas y rodaba a mis labios, sabia salada. No supe cuánto tiempo estuvo Daniel observándome, solo me di cuenta cuando sus dedos se acercaron a mi rostro para rescatar una lagrima de caer a mi café - me parece que el café con lágrimas no sabe bien; sabes que te pareces a tu madre, hacen la misma expresión cuando ven la puesta de sol, creo que hasta la taza de café la toman igual- no me percate de este último comentario hasta que mi cerebro despertó, Daniel ya se dirigía a la puerta del departamento. – Daniel, como que me parezco a mi madre, ¿la conocías? -

Estaba ya en el marco de la puerta, volteo, sonrió, y me dijo – Ana, te conozco más de lo que tú crees, tu madre siempre hablaba de ti, ¿si aceptas salir a cenar a mi departamento te cuento?, sabes donde vivo, hasta luego- y cerró la puerta, yo me quede atónita de lo que acababa de oír, que hombre más engreído pensar que me conocía, pero ¿cómo conocía a mi madre?

Me quede mirando la puerta mientras Daniel la cerraba y en lo Único que podía pensar era que había hecho mi madre, seguramente no había entendido que yo había decidido que una relación no entraba en mis planes ni antes, ni ahora, ni en un futuro. Pero Daniel era bastante atractivo.

 

Deja las tazas en el fregadero, camine a la sala y me deja caer en el sillón como si toda la gravedad cayera sobre mí; los recuerdos de Diego regresaron, había pensado que él era pasado. Creo que

últimamente estoy sensible a todo, pero de él no quería recordar nada. Y Daniel apareció en mi mente,

¡Miré hacia afuera de la ventana y dije - hay madre, bien que sabes cómo mover el mundo de uno! Pero esta vez no caer en tus trampas o planes. - Y una sonrisa se asomó por mis labios, no podía evitar reírme de las cosas que mi madre planeaba en secreto. Ya era tarde debo levantarme temprano mañana por fin volvería a mi vida normal, trabajo y más trabajo. Necesito la rutina y el control.

Cuando el despertador empezó a sonar, lo primero que hice fue apagarlo, no quiero levantarme, pero esa voz dentro de mime decía necesitas tener otra vez el control, sé que me costara volver a la rutina, pero era lo que necesitaba, en solo 30 minutos me encontraba lista para ir al trabajo, ya en la empresa desayunaría algo, sé que en la cocina no hay nada. Tome mi bolso y regrese a mi vida.

No me tomo tanto llegar al trabajo, estaba ahí frente al edificio y se sentía tan frio, miré hacia arriba, sonreí era mi empresa.

Sentía que tenía todo lo que quería otra vez, esa sensaci6n de tener el control, todo volvería a la normalidad, a lo conocido, en la empresa no me han visto más que por Skype y nadie esperaba que yo regresara hoy, salude a todos con los que me encontraba, me encantaba ver la cara que ponen al verme entrar, como si yo fuera un fantasma, me dirigía mi oficina, estaba segura que Carlos estaría esperando mi llamada para darme los últimos informes de la empresa.

Entre a mi oficina estaba igual, respire profundo, me senté y abrase mi escritorio, volvía a tener el control, prendí mi computadora y realice la video llamada a Carlos, que se sorprendió que estuviera en una oficina igual a la mía, claro que al ver que casi me ahogaba de la risa se dio cuenta que estaba en la oficina, corrió por el pasillo para saludarme, se sentó frente a mí, para platicar ahora si con una taza de café debía contarme los pormenores que sucedieron en la empresa en mi ausencia que a pesar de todo, estaba bien y marchaba viento en popa, sonreí eran buenas noticias pero sentía algo extraño dentro de mí, como si ya no pudiera tener el control de todo, ya había perdido a mi madre,  me molestaba el no poder olvidarme de Daniel ¿ cómo que me conocía?. Deseche todos esos sentimientos, concéntrate en la empresa, lo bueno es que el día paso rápido, ya me había cansado de contar lo mismo repetidas veces sobre el viaje y luego informes de los departamento tratando de ponerme al corriente, todo tenía que ser como antes, aunque seguía sintiendo que algo no estaba bien,  decidí salir temprano de la oficina, llego un momento que me sentía encerrada y agobiada con tantas personas con traje a mi alrededor, mi escusa fue que tenía que pasar por la tienda, llegue a casa cargada con la despensa que deje en la mesa de la cocina, antes de ponerme a guardarla, sé que un café no me caería mal, lo prepare y me senté en el balcón, a observar la puesta de sol, esta sensación de sentirme cerca de mi madre, sorbia mi café, y mi cabeza daba vueltas otra vez Daniel y el me llevaba a recordar a Diego, no eran la misma persona, Daniel era muy atractivo, parecía un buen chico, peso todos lo parecen al principio, un don que todos los hombres tienen, encantadores hasta que se aburren de ti. Otra vez Diego, como TE ODIO DIEGOI y las lágrimas empezaban a correr otra vez, otro día llorando, aunque ahora no por mi madre sino por él, porque estoy tan sensible, cuanto daño pueden causarte cuando amas demasiado, a pesar del tiempo aun no entendía ¿por qué me había dejado así?, tengo tantas ganas gritarle. de desahogarme. Si por lo menos me hubiera dicho algo, o por lo menos él me hubiera dejado decirle cuanto me lastimo, todos los sueños que teníamos junto y que solo yo los cumplí, para mí el amor ahora es solo la oportunidad de hacer que alguien pueda herirte y no voy a permitir que ningún Diego o Daniel lo vuelvan a hacer.

 

Otra vez el timbre este sonando, me puse en pie y tenía que abrir tal vez era Daniel, (y pienso en el y sonrió tontamente) que me pasa con ese hombre, sonrisa que se me fue de la cara cuando al abrir me encuentro a nada más y nada menos que el objeto de mi desprecio. ¡Diego! empiezo a sentir como el coraje se volvía un calor que recorría mi cuerpo, empezando por mis piernas que sentía como si se derritieran, subiendo a mi estomago que estaba ya hecho un nudo, mi garganta no dejaba pasar ningún sonido  mucho menos aire, mis ojos echaban fuego,  y creo que Diego lo noto por que dio un paso a atrás y su sonrisa se borró, mi cara se puso roja como un tomate no podía creer lo que este viendo, mi cabeza se volvía loca como si todos los recuerdos se revolvieran con los sentimientos, no podía pensar en nada mas, mis manos actuaron solas, tome la puerta con fuerza y la azote en su cara, no supe que tanta fuerza la avente que solo alcance a escuchar  un sonido seco, Diego había alcanzado a poner su pie o su mano para evitar se cerrara la puerta  pero no lo suficientemente rápido para evitar lastimarse la mano y espero que se rompiera la mano, una sensación de placer surgió dentro. nada menos se merecía, Diego solo grito de dolor, movía su mano de arriba abajo y la dejaba quieta, yo seguía riendo para mí. Que cruel soy.

Camine a la sala supe que era el momento de aclarar las cosas, podía ver como trataba de sacar hielo del congelador, aunque yo sabía que no encontraría nada. No le dije nada por su puesto esperaba que su mano le doliera mucho, mientras yo estaba en la sala riéndome y sintiendo un placer , hasta sentía que todo el odio que le tenía, todas las cosas que quería grítale, con solo ver la escena, el dolor de su mano y la cara de desesperación  por encontrar algo frio para calmar el dolor, me bastaba, sé que era cruel pero se lo merecía Cuando por sin pudo calmar su dolor metiendo su mano en el agua fria del fregadero, se sentó en la sala envolviendo su mano en un trapo empezó a hablar de algo pero la verdad ni atención le puse, seguía riendo y disfrutando de la escena, reaccione cuando escuche de sus labios - lo siento-, algo que claro no podía creer, el jamás pediría disculpas, pero no quedo ahí, sus labios seguían moviéndose, - Siento mucho Ana lo de tu madre. quería verte desde hace tiempo, pero no sabía cómo actuarias y cuando supe lo de tu madre- bajo la cabeza, es tan buen actor, que casi le creí que sentía algo de remordimiento, levanto su rostro parecía de verdad triste, pero de el no podía creer nada, le seguí el juego pero no por mucho tiempo, no me había dado cuenta que la puerta del departamento se había quedado abierta, mientras escuchaba todas las disculpas y excusas de Diego, Daniel está ahí parado en el marco de la puerta, sonriendo, de pronto aclaro su voz y me grito, - Cariño ya llegue a la casa, pensé que llegaría antes que tú para preparar la cena pero te adelantaste- entro con la seguridad de que esa era su casa, que hasta yo me quede sin aliento, dejo lo que tenía en la mano en la mesa de la cocina, llego a la sala, se agacho y me dio un beso en la comisura de los labios, al incorporarse se dio la vuelta y le tendió la mano a Diego, ese juego de miradas que se hacen los hombres como marcando territorio siempre me llamo la atención y me causa risa, de pronto vi la cara de Diego hacer gestos y me di cuenta que Daniel le había estrechado la mano que le había golpeado con la puerta, algo que me causo risa y placer, Daniel lo solo y me abrazo por la cintura, me susurro en el oído – sígueme el juego- empecé a tener una sensación extraña que estaba pasando, Diego al ver a Daniel abrazándome, me extendió el trapo que había tomado, se despidió y se marchó, para siempre.

Daniel me soltó, camino hacia la puerta, de pronto no quería que él se fuera, -Daniel quieres quedarte a cenar, creo que si te vas a hora Diego podría verte y no creería que tú y yo tenemos algo- Daniel cerró la puerta, se apoyo en ella – es justo lo que pienso, además ya traía la cena. - señalo las bolsas que había dejado en la mesa.

Yo sonreía, parece que aquí va una nueva aventura en mi vida.

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